domingo, 11 de diciembre de 2011

436

436 días desde que desperté.
436 días desde que salí de las faldas del mundo universitario y del becario.
436 días desde que empecé a hacerme mayor.
436 días en el mundo real.

Y así podría seguir eternamente, porque todos estos días han pasado desde que comenzó a cambiar mi mundo y me di cuenta que no todo en la vida es como uno quiere, como uno sueña.

Al principio, parece que te vas a comer el mundo, nadie puede contigo y tu camino no se para cuando una puerta se cierra. Poco a poco ves que no todo es tan fácil como te lo pintaban, el hecho de buscar trabajo es otro trabajo en sí. Horas y horas, CV y CV buscando trabajo y no sale nada. Hubo una época que pensaba que la gente era muy sibarita para esto del empleo, que seguro que había trabajo de cualquier cosa, dependienta, cajera, telefonista... pero me di cuenta que no era así. A una media de 50 CV por día, en todo este tiempo sólo he tenido 5 entrevistas. De ellas una salió medio bien y la otra bien (ya contaré estos trabajos más adelante)

Después, de la fase de euforia viene la de pesimismo. No voy a encontrar trabajo, esto es imposible, la cosa está muy mal, con tanta gente en el paro como voy a encontrar yo trabajo...

Tras alguna entrevista vuelve el ánimo. Vamos, que yo encuentro trabajo de lo que sea, yo hago y aprendo lo que me digan.

Cuando te das cuenta que desestiman tu CV, algunos por joven, otros por mayor, otros por tener dos carreras y otros por no tener la suficiente experiencia. Vuelta al hoyo.

Llegamos al veranito, el sol anima, sube la energía y volvemos a encontrarnos estupenda para comernos el mundo y encontrar trabajo. Curramos una semana (el gran mundo del telemarketing, donde somos un número) y.... ¡¡los ahorros se acaban!! La bajada más empinada de la montaña rusa...

Ahora nos encontramos en un momento extraño. Tengo trabajo, un trabajo que no sé cuando termina. Con esto piensas, bueno algo es algo. Mientras, que buscas algo de periodista pues no está mal. Pero cuando ves que lo que haces no merece la pena... piensas que para que has estudiado... ¿ha merecido la pena estudiar, para estar cobrando ahora 3,52 la hora?

Y en este punto estamos, en una montaña rusa de días alegres por tener trabajo, y días tristes por no ser el trabajo que quieres. Días alegres porque sí, me gusta ser feliz y días tristes cuando ves que no llegas a fin de mes...


...¡Qué difícil es esto de hacerse mayor!...

1 comentario:

  1. ¡Cuánto me identifico con todo esto! Tantas horas de universidad, de exámenes infinitos, de temarios estúpidos y de trabajos inútiles... todo para nada. Para acabar currando de lo primero que nos salga, para tener que agradecer al karma el hecho de tener un trabajo en estos tiempos tan difíciles.

    Todo, para acabar haciendo de tu vocación un mero hobbie. Todo, para dejar que el mundo te quite la ilusión de ser periodista.

    ¡Ánimo!
    Un besote,
    Nerea

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